"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia ..." - dice el Maestro, a fin de que "todo lo demás fuese acrecentado".
Quién se entrega a la batalla de la sublimación, perdona y olvida ofensas, males, dolores y sombras, para pensar tan solo en el "Reino de los Cielos" y como por encanto, guardando la paz consigo, constata que todo lo demás se encuentra acrecentado en el propio corazón, sin necesidad de nada más.
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