miércoles, 16 de mayo de 2012

LAS INCOMPRENSIONES (del libro despierte y sea feliz)

Quién sintoniza con la Mente Divina siempre exterioriza paz e irradia una alegría de vivir poco común.
Cuál rayo de sol que besa el pantano con la misma serenidad con que besa el pétalo de una rosa, no se desequilibra en la algarabía, ni se altera en el silencio.
Disfruta de la armonía que absorbe, y ninguna perturbación quiebra sus estructuras porque comprende que el perseguidor está enfermo, y el adversario se encuentra en un nivel inferior de evolución.
En vez de responder el mal que le imponen, ofrece el amor que les falta, en forma de perdón y de fraternidad, que es lo que necesitan.
Nunca hostiliza a nadie, porque superó las herencias del primitivismo y aspira las  vibraciones  elevadas de las planicies de la felicidad, donde se encuentra psíquicamente.
Se siente estimulado a la evolución y se entrega más aún, por constatar cuan inmensa es la carencia de aquellos que todavía se debaten en medio de las pasiones que los perturban.
El hálito de Dios, que todo lo vitaliza, encuentra en él receptividad y lo penetra, por eso es feliz.

viernes, 10 de febrero de 2012

DISCIPLINA (del libro Mies de Amor)

Para llenar la función a que se destina cada cosa, necesita primero de la adaptación que la disciplina impone.
Entiéndase como disciplina, al conjunto de deberes nacidos en el orden impuesto o con sentido.
La verdad misma, para llegar al hombre, es dosificada en cuotas que lo vitalicen.
La luz solar que extiende la vida sobre la tierra, es filtrada y medida, para atender a las necesidades previstas por el Padre Celestial, sin causar daños.
La felicidad del hombre resulta, pues, de la disciplina que éste se impone.
Educación de la voluntad.
Corrección de los actos.
Moderación de la voz.
Dominio de los impulsos.
Orden en las actividades y deberes, manteniendo un alto padrón de respeto y moderación en las tareas naturales.
Recuerda, pues, la expresión del Maestro Jesús:
-"Yo no vine a destruir la ley, sino a hacerla cumplir..."-

jueves, 5 de enero de 2012

EL HOMBRE JESÚS (Del libro Despierte y sea feliz)


En el proceso de la evolución, cada espíritu desarrolla, etapa tras etapa, determinados valores que son innatos en él.

En una oportunidad perfecciona la inteligencia, en otra el sentimiento, más adelante la aptitud artística, buscando la perfección que sintetiza el logro de todos los bienes intelecto-morales.

Muchas veces, por afligirse al constatar las dificultades que enfrenta y que le impiden avanzar, se estanca, se desanima o se rebela.

La jornada es atrayente y la conquista de las victorias se produce mediante la inversión de los mejores esfuerzos, del interés y del empeño por conseguirlas.

Toda adquisición es el resultado de un afanoso trabajo.

La plenitud, por eso mismo, ubicada en un nivel superior, para ser alcanzada depende del resultado favorable de las realizaciones de las franjas precedentes.

De ese modo, en busca de la armonía proponte el desafío de proseguir con JESÚS, el Modelo ideal de la humanidad, que te aguarda gentilmente.

Joana de Angelis

jueves, 10 de noviembre de 2011

SE BUSCA (Del libro Dimensiones de la Verdad)


Se busca amontonar dinero, sin que con el, se consiga paz.

Se busca alimentar vanidades de variada catalogación y el
tiempo se encarga de despojar los velos de la ilusión.

Se busca el poder y en el se empedernece él sentimiento.

Se busca autoridad, fallando, desastrosamente, en las directrices de aplicación.

Se busca prestigio social y político, para despertar con el carácter envilecido.

Se busca admiración, huyendo de sí mismo.

Las búsquedas no van más allá de los vagos y atormentados límites de lo inmediato.

Todos los bienes, en primera plana, pertenecen a Nuestro Padre y él sabe lo que nos es más necesario para el legítimo progreso.

El hombre inteligente no se fatiga por los tesoros que sobrecargan de preocupaciones inútiles y no pueden ser transportados.

Los valores evangélicos son su meta y las realizaciones de la tierra, constituyen medios de uso que se consumen y se empeña en la conquista del continente a desbravar del propio espíritu.

En esa búsqueda -el Reino de Dios dentro de nosotros- todo se encuentra por misericordia, acrecentado.

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL REINO DE LOS CIELOS (Del libro Dimensiones de la Verdad)


"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia ..." - dice el Maestro, a fin de que "todo lo demás fuese acrecentado".

Quién se entrega a la batalla de la sublimación, perdona y olvida ofensas, males, dolores y sombras, para pensar tan solo en el "Reino de los Cielos" y como por encanto, guardando la paz consigo, constata que todo lo demás se encuentra acrecentado en el propio corazón, sin necesidad de nada más.

sábado, 22 de octubre de 2011

SOLO EL AMOR (del libro Dimensiones de la Verdad)


Mientras el Señor y Maestro estuvo con nosotros, fué probado y atestado en exámenes rudos y crueles. Sin embargo, permaneció fiel y digno hasta el fin. Cuando fue desafiado por el amor, se vió a solas, al lado de los compañeros que dormían, en el Huerto, a la hora extrema; y ahí mismo, aguardando el supremo testimonio, oró, uniéndose al Padre; y ungido de abnegación y amor por todos, transformó después los brazos ásperos de la cruz en alas luminosas con las que ascendió al reino, haciéndonos herederos de su valor y resistencia al mal para enseñarnos que sólo el amor posee la fuerza inamovible de edificar la verdad en el corazón del hombre indefinidamente, sin tropiezos ni caídas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

DOCTRINA DE AMOR (del libro Dimensiones de la Verdad)


La caridad para ser legítima, no dispensa la fe que le ofrece vitalidad; y esta para ser noble, debe afirmarse en el discernimiento de la razón, como normativa beneficiosa.

Por eso mismo, el Espiritismo es Doctrina de amor; entre tanto, refrendado por los Emisarios de la Luz, el estudio merece el régimen de urgencia y consideración especial para que la Doctrina, de por si sola, sea un sustentáculo a la hora de la amargura y de la desesperación, del sufrimiento y del desamparo, capaz de constituirse en fuente preciosa donde el creyente, en cualquier época y en todo instante, encuentre el "agua viva" a que se refería Jesús, en condiciones de calmar su sed, en forma definitiva.